viernes, 23 de abril de 2010

Brotar

Eclosionó el brote dejando la cáscara protectora en la tierra. Él miraba hacía el cielo queriendo tocar el calor, llenarse de oxígeno, y ella, descansaba en la tierra deseando ser abono para el crecimiento.

Amar y querer no es igual, ya lo decía una canción.
Quién te ha amado ha sido el brote que ha roto con fuerza la tierra para llenar a Gea de oxígeno y vida.
Y Gea, está en cada unx de nosotrxs.

martes, 13 de abril de 2010

Un cambio de otra vida

Sin pena, fuí a recoger los trozos que faltaban del cuerpo, mirándolos con frialdad, sin querer sentir algo por ellos. En esa situación aunque hubiera querido sentir algo no hubiera podido, el corazón de años atrás ya no tenía esa sensibilidad, ya no se enternecía ante un beso o una caricia, ya no sentía pena por un cuerpo mutilado, ya no le jodía la vida porque la vida paso a ser parte de la jodida realidad. Así, como un arma de matar iba por la avenida, realizando el trabajo que más me gustaba hacer, recolectar después de un atentado cuerpos, trocitos de piel y huesos. Con delicadeza cogía el trozo con mis guantes blancos, lo examinaba y ayudada de las pinzas lo metía en la bolsa de plástico. La gente lloraba, maldecía a sus dioses la tragedia. En mis adentros pensaba palabras nada alentadoras.
Hace años que morí, por eso mi frialdad es parte de esta otra vida. Alguien que me amó, sin ocurrírsele otra idea mejor, me levantó de la tumba. Dióme sus pociones, cometidas por bellas atrocidades, consistían en corazones y cerebros de otras personas licuados, y así levante, sin sentimientos para la vida. Él me abandonó porque decía que había creado un ser totalmente distinto al que conocío, y aquí estoy, escribiendo estas palabras a la vida.

lunes, 12 de abril de 2010

Hacia un encuentro

Era luna llena y escuché un aullido a lo lejos, mi piel ratuna se estremeció. Hasta entonces solo había oído cantar a los pájaros, croar a las ranas, algún balido y algún otro sonido que mis hermanas las ratas consiguieron decirme de que animal venía. Vivía al lado de un gran lago, verdoso cristalino, reluciente en luna llena como si todo el tuviera un aura. De nuevo escuche ese aullido, pero esta vez más cerca. Ya me habían avisado que no me acercara a los sonidos que no conociese, pero me entraba la curiosidad. Salí poco a poco de la madriguera, esperando encontrarme a lo lejos ese sonido. Me deslumbro la luz de la luna, fue como un rayo atravesando mis pupilas. Fui a esconderme detrás de una piedra, observando mi alrededor para no caer en garras de depredadores. Otra vez ese aullido, mi corazón latió más fuerte, el sonido estaba muy cerca, y lo vi, vi a ese animal bello bañado por la luz de la luna, y me miro, penetro mis ojos y araño mi corazón. Me quede petrificada encima de la piedra, observándolo atónitamente. Se acerco rápidamente a mí, no me moví, parecía que la piedra tenía savia o que mi cuerpo no reaccionaba. Olisqueó mi cuerpo, abrió sus fauces, tenía miedo de que me comiera, saco su larga lengua, me lamió, me agarró con sus dientes y me lanzó a sus lomos.

martes, 6 de abril de 2010

Moncayo

Adrenalina al subir unas rocas y contemplar allá abajo la INMENSIDAD.