miércoles, 30 de junio de 2010

p.440 La ladrona de libros-Markus Zusak

<- ¿De verdad eres tú?
¿Fue de su mejilla, pensó, de donde recogí la semilla?
El hombre asintió.
Creyó que el corazón le daba un vuelco y se agarró con más fuerza a las ramas.
- Soy yo.
Se quedaron juntos en la copa del árbol. Esperaron a que las nubes disiparan y, cuando lo hicieron, vieron el bosque... >>

Extraido del cuento que dejo Max Vandenburg a Liesel.

viernes, 25 de junio de 2010

resentimiento

"Cuando recuerdo como me escupía en la cara un gusano se apodera de mi piel y comienza a zigzagear desembocando en rabia."
Solo porque era un amigo le perdone. Ante los maltratos tolerancia cero. ¡Cabrón!

jueves, 24 de junio de 2010

pinceladas de luz

"Atardece para amanecer. "

viernes, 18 de junio de 2010

Gritar su nombre al viento...

Los atardeceres son largos y en dos horas y media no llego a alcanzar el sol ni las montañas que mis ojos contemplan, solo veo conejos huir despavoridos por una bici solitaria quemando caminos. Un trío de plumas hace piruetas en el aire a la vez que un ave rapaz roza el agua sin capturar su presa. Los coches rabian motores delineando la imperfección de las curvas, rompen el sonido de la tranquilidad mas los animales parecen estar acostumbrados a la velocidad, al sonido del deslizamiento de las ruedas, a los pitidos vespertinos y a los golpes desparramados.

sábado, 12 de junio de 2010

Feliz

"La sonrisa quiere saltar de la comisura de mis labios."
Acércate y bésame,
contagia tus labios de los mios.

jueves, 10 de junio de 2010

Estimada imaginación:

Ayer por la noche me encontré perdida en un mundo distinto, donde la gente no llevaba máscaras y sólo eran músculos, tejidos y huesos. ¿Dónde quedó la piel? Me pregunto y te cuestiono, ¿dónde quedó?
Las personas paseaban sin ropa al lado de animales fieros, tales como; un lobo, un oso, un tigre, un zorro e insectos gigantes. Parecían tan amigables, sin correas, sin gritos, con palabras suaves, sin maltratos...

Debía estar flipando a causa de la fiebre.

Dame más noches cómo la de ayer, ataca mi subconsciente y llenémoslo de vida.

Te espero esta noche antes de irme a dormir.

martes, 8 de junio de 2010

pensé...

Pensé contar el viaje a Finisterre y luego a Santiago pero... me quedo con las palabras guardadas, encerradas bajo una cajita sin llave, bajo un trozo de madera de corcho, bajo telarañas que iran apareciendo del tiempo.

De verdad, Jack y Tom tenían que flipar, más aún Jack, que recorrío kilómetros viendo catedrales e iglesias, trabajando en la piedra, conociendo gentes y adquiriendo conocimientos. Un libro bastante completo, como la vida y su transcurso... me quede con ganas de leer más.

Ahora empiezo la Ladrona de libros de Markus Zusak... ahí buscaré la ternura y el dolor, la vida y la imaginación, la soledad y el amor.

Feria medieval_Santiago de Compostela

Desconocimiento_Oscar Aldonza Torres_Escultor

1710,4 km.

Alucinada ante esa gran inmensidad. Finisterre.
El final de la tierra creían los Romanos, y caminan los peregrinos hasta el final de su meta.
La húmedad, el viento, el olor a mar, el sonido de las olas y de las gaviotas, la tranquilidad, la libertAd...


Y me acorde de él,
de cuando soñábamos con viajar
y viajabamos en nuestros sueños
y en nuestros delirios,
en nuestros deseos...

¡Qué tiempos aquellos,
tan lejanos,
y a la vez tan tangibles!

Sin poder tocar el recuerdo
mas si lo intento me quemo,
rabio, roo, bufo, aullo,
lloro, lamento, sufro,
desespero, rompo,
exploto, grito
y me enveneno.

Atrapada y amamantada
por la Soledad,
por la soledad de los recuerdos,
por los sueños dormidos,
y por la vida que falta por vivir.
.
El mar es la libertad, el deseo, los sueños, la calma, el sosiego, la paz...

martes, 1 de junio de 2010

p.1070,1071. Los Pilares De La Tierra.

<... El remanso junto a la cascada tenía menos de un metro de profundidad. Aliena se sumergió en el agua. La sentía deliciosamente fresca sobre su piel ardorosa, y se estremeció de deleite. Jack llegó junto a ella. No había espacio para nadar. El remanso sólo tenía pocos metros de anchura. Jack puso la cabeza debajo de la cascada para quitarse del pelo el polvo de la piedra. Aliena se hallaba a gusto en el agua, que la aliviaba del peso de su embarazo. Hundió la cabeza.
Al emerger de nuevo para respirar, Jack la besó.
Aliena balbuceó y rió, enjugándose los ojos. Extendió los brazos para mantener el equilibrio y una de sus manos se cerró sobre un duro vástago que sobresalía erecto entre las piernas de Jack. Gimió de placer.
- He echado de menos esto -susurró Jack al oído. Tenía la voz ronca por el deseo y por alguna otra emoción, tal vez tristeza. Aliena notaba la garganta seca por ese mismo deseo.
- ¿Vamos a romper nuestra promesa? -le preguntó.
- Ahora y por toda la eternidad -respondió el. ...>

p.976, p.977 Los Pilares De La Tierra

<... Jack se sentía hechizado. Era casi como enamorarse. Euclides había sido una revelación, pero eso era algo más que una revelación, porque también era bello. Jack había tenido visiones de una iglesia como aquélla, de pie debajo de su bóveda, que parecía alcanzar el cielo.
Rodeó el extremo oriental, el ábside, mirando el abovedado de la nave doble. Las nervaduras se arqueaban sobre su cabeza semejantes a las ramas en un bosque de árboles de piedra perfectos. Allí, al igual que en el nártex, el relleno entre las nervaduras del techo consistía en piedra cortada y mortero, en lugar de argamasa y mampuesto, que habría sido más sencillo, aunque más pesado. El muro exterior de la nave tenía parejas de grandes ventanas con la parte superior en ojiva, que de este modo se acoplaban a los arcos ojivales. Aquella arquitectura revolucionaria tenía un complemento perfecto en las vidrieras de colores. Jack jamás había visto en Inglaterra cristales de color, si bien en Francia los encontró con frecuencia. Sin embargo, en las ventanas pequeñas de las iglesias al viejo estilo no adquirían toda su belleza. Allí, el efecto del sol matinal al derramarse a través de ventanas en variados y prodigiosos colores era algo más que hermoso. Era cautivador.
Como la iglesia era redondeada, las naves laterales se curvaban alrededor de ella para encontrarse en el extremo oriental, formando una galería circular o pasarela. Jack recorrió aquel semicírculo y luego, dando media vuelta, volvió al punto de partida, todavía maravillado.
Y entonces vio una mujer.
La reconoció.
Ella sonrió.
Jack sintió que le daba un vuelco el corazón.

Aliena se protegió los ojos con la mano. La luz del sol que entraba por las ventanas del extremo oriental de la iglesia la cegaba. Semejante a una visión, avanzaba hacia ella una figura que parecía surgir de aquel resplandor coloreado. Su cabello era rojo como el fuego. Se acerco más. Era Jack.

Aliena creyó desmayarse.
Él siguió andando y finalmente se detuvo delante de ella. Estaba delgado, terriblemente delgado, pero en sus ojos brillaba una emoción intensa. Por un instante se miraron en silencio.
Cuando Jack habló al fin, su voz era ronca.
-¿Eres realmente tú?
Sí -respondió Aliena en un susurro casi inaudible-. Soy yo.
La tensión fue excesiva y rompió a llorar. Jack la estrechó entre sus brazos. En medio de ambos estaba el pequeño. ...>

p.970,p.971.Los Pilares De La Tierra.

<... El sirviente la conducía ya por el patio cuando, casi a punto de llegar a la puerta, Aliena oyó correr a alguien detrás de ella. Se volvió y vio que la hija más joven se acercaba. Se detuvo y esperó. El sirviente parecía incómodo.
La muchacha era menuda y muy bonita; su tez era dorada y tenía unos ojos tan oscuros que casi parecían negros. Vestía un traje blanco que hizo sentirse a Aliena polvoreinta y sucia.
- ¿Le amáis? -preguntó de sopetón en un francés chapurreado.
Aliena vaciló. Comprendió que ya no tenía dignidad que perder.
- Sí. Le amo -confesó.
- ¿Y él os ama?
Aliena estuvo a punto de responder que sí, pero entonces se acordó de que hacía más de un año que no lo veía.
- Hubo un tiempo en que me quiso -dijo. ...>