martes, 1 de junio de 2010

p.1070,1071. Los Pilares De La Tierra.

<... El remanso junto a la cascada tenía menos de un metro de profundidad. Aliena se sumergió en el agua. La sentía deliciosamente fresca sobre su piel ardorosa, y se estremeció de deleite. Jack llegó junto a ella. No había espacio para nadar. El remanso sólo tenía pocos metros de anchura. Jack puso la cabeza debajo de la cascada para quitarse del pelo el polvo de la piedra. Aliena se hallaba a gusto en el agua, que la aliviaba del peso de su embarazo. Hundió la cabeza.
Al emerger de nuevo para respirar, Jack la besó.
Aliena balbuceó y rió, enjugándose los ojos. Extendió los brazos para mantener el equilibrio y una de sus manos se cerró sobre un duro vástago que sobresalía erecto entre las piernas de Jack. Gimió de placer.
- He echado de menos esto -susurró Jack al oído. Tenía la voz ronca por el deseo y por alguna otra emoción, tal vez tristeza. Aliena notaba la garganta seca por ese mismo deseo.
- ¿Vamos a romper nuestra promesa? -le preguntó.
- Ahora y por toda la eternidad -respondió el. ...>

p.976, p.977 Los Pilares De La Tierra

<... Jack se sentía hechizado. Era casi como enamorarse. Euclides había sido una revelación, pero eso era algo más que una revelación, porque también era bello. Jack había tenido visiones de una iglesia como aquélla, de pie debajo de su bóveda, que parecía alcanzar el cielo.
Rodeó el extremo oriental, el ábside, mirando el abovedado de la nave doble. Las nervaduras se arqueaban sobre su cabeza semejantes a las ramas en un bosque de árboles de piedra perfectos. Allí, al igual que en el nártex, el relleno entre las nervaduras del techo consistía en piedra cortada y mortero, en lugar de argamasa y mampuesto, que habría sido más sencillo, aunque más pesado. El muro exterior de la nave tenía parejas de grandes ventanas con la parte superior en ojiva, que de este modo se acoplaban a los arcos ojivales. Aquella arquitectura revolucionaria tenía un complemento perfecto en las vidrieras de colores. Jack jamás había visto en Inglaterra cristales de color, si bien en Francia los encontró con frecuencia. Sin embargo, en las ventanas pequeñas de las iglesias al viejo estilo no adquirían toda su belleza. Allí, el efecto del sol matinal al derramarse a través de ventanas en variados y prodigiosos colores era algo más que hermoso. Era cautivador.
Como la iglesia era redondeada, las naves laterales se curvaban alrededor de ella para encontrarse en el extremo oriental, formando una galería circular o pasarela. Jack recorrió aquel semicírculo y luego, dando media vuelta, volvió al punto de partida, todavía maravillado.
Y entonces vio una mujer.
La reconoció.
Ella sonrió.
Jack sintió que le daba un vuelco el corazón.

Aliena se protegió los ojos con la mano. La luz del sol que entraba por las ventanas del extremo oriental de la iglesia la cegaba. Semejante a una visión, avanzaba hacia ella una figura que parecía surgir de aquel resplandor coloreado. Su cabello era rojo como el fuego. Se acerco más. Era Jack.

Aliena creyó desmayarse.
Él siguió andando y finalmente se detuvo delante de ella. Estaba delgado, terriblemente delgado, pero en sus ojos brillaba una emoción intensa. Por un instante se miraron en silencio.
Cuando Jack habló al fin, su voz era ronca.
-¿Eres realmente tú?
Sí -respondió Aliena en un susurro casi inaudible-. Soy yo.
La tensión fue excesiva y rompió a llorar. Jack la estrechó entre sus brazos. En medio de ambos estaba el pequeño. ...>

p.970,p.971.Los Pilares De La Tierra.

<... El sirviente la conducía ya por el patio cuando, casi a punto de llegar a la puerta, Aliena oyó correr a alguien detrás de ella. Se volvió y vio que la hija más joven se acercaba. Se detuvo y esperó. El sirviente parecía incómodo.
La muchacha era menuda y muy bonita; su tez era dorada y tenía unos ojos tan oscuros que casi parecían negros. Vestía un traje blanco que hizo sentirse a Aliena polvoreinta y sucia.
- ¿Le amáis? -preguntó de sopetón en un francés chapurreado.
Aliena vaciló. Comprendió que ya no tenía dignidad que perder.
- Sí. Le amo -confesó.
- ¿Y él os ama?
Aliena estuvo a punto de responder que sí, pero entonces se acordó de que hacía más de un año que no lo veía.
- Hubo un tiempo en que me quiso -dijo. ...>