jueves, 13 de mayo de 2010

Ráfaga

Imagino caminar por un acantilado escuchando Neurosis, arrastrada por la melancólica existencia de las divagaciones mentales. Las canciones continuan y el sonido de las guitarras marca el ritmo. La música tiene manos y dirige mis pasos, sigo ascendiendo por las rocas. El deseo: sentirme sola en lo más alto, contemplar y admirar la grandeza del mar, y después, con adrenalina, perfilar el borde hasta tener un error y dejarme caer en ese mar oscuro para notar el frío de la caída y el golpe del despertar.

Intangible

Estoy harta de amar una ilusión,
de desearte día y noche en mi piel,
de soñar contigo para despertarme triste,
de anhelar tus besos como si fuera la mejor droga que toma mi ser,
de buscarte entre la naturaleza y que tus sensaciones me sorprendan,
de imaginarte en algún lugar cerca de mi...
y ahí reviento, estallo y me ahogo.

Todo es una fantasía,
un sueño,
una quimera,
una desilusión,
deseos que no se cumpliran,
amor que no se entregara,
besos que no se sentirán,
palabras que no se oirán...
cautivada por un sentimiento
de una ilusión de algo intangible.

Y en el eco de mi cabeza maldigo la resignación, ella ha sido mi compañera más fiel a lo largo de este odioso tiempo, ya no hay razones para decir que no pero tampoco para avanzar, la espiral de sentimientos ahoga y las ilusiones son las más crueles, te iluminan para luego matarte.