martes, 8 de junio de 2010

1710,4 km.

Alucinada ante esa gran inmensidad. Finisterre.
El final de la tierra creían los Romanos, y caminan los peregrinos hasta el final de su meta.
La húmedad, el viento, el olor a mar, el sonido de las olas y de las gaviotas, la tranquilidad, la libertAd...


Y me acorde de él,
de cuando soñábamos con viajar
y viajabamos en nuestros sueños
y en nuestros delirios,
en nuestros deseos...

¡Qué tiempos aquellos,
tan lejanos,
y a la vez tan tangibles!

Sin poder tocar el recuerdo
mas si lo intento me quemo,
rabio, roo, bufo, aullo,
lloro, lamento, sufro,
desespero, rompo,
exploto, grito
y me enveneno.

Atrapada y amamantada
por la Soledad,
por la soledad de los recuerdos,
por los sueños dormidos,
y por la vida que falta por vivir.
.
El mar es la libertad, el deseo, los sueños, la calma, el sosiego, la paz...

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