martes, 1 de junio de 2010

p.970,p.971.Los Pilares De La Tierra.

<... El sirviente la conducía ya por el patio cuando, casi a punto de llegar a la puerta, Aliena oyó correr a alguien detrás de ella. Se volvió y vio que la hija más joven se acercaba. Se detuvo y esperó. El sirviente parecía incómodo.
La muchacha era menuda y muy bonita; su tez era dorada y tenía unos ojos tan oscuros que casi parecían negros. Vestía un traje blanco que hizo sentirse a Aliena polvoreinta y sucia.
- ¿Le amáis? -preguntó de sopetón en un francés chapurreado.
Aliena vaciló. Comprendió que ya no tenía dignidad que perder.
- Sí. Le amo -confesó.
- ¿Y él os ama?
Aliena estuvo a punto de responder que sí, pero entonces se acordó de que hacía más de un año que no lo veía.
- Hubo un tiempo en que me quiso -dijo. ...>

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